Ballet

En 1951 nació como el primer centro de formación de ballet clásico en el país. A partir de ese período, ha llevado y mantenido con tradición una importante labor formativa de calidad, muchos de los bailarines contemporáneos y clásicos que el país ha visto desarrollarse han pasado por los salones de la escuela, algunos de ellos han traspasado las fronteras patrias.
Además del ballet, en 1972 la Escuela creó la sección de Danza Moderna con los coreógrafos estadounidenses Jack y Janet Nightingale, especialidad que en 1991 cambió su nombre por el de Danza Contemporánea.


La sección de Danza Folclórica surge en 1981 y en 1995, se creó la sección de Danza Creativa, como respuesta a la necesidad de estimular la creatividad, la exploración del movimiento propio y la libertad, tan indispensable en el desarrollo inicial del bailarín.

Mi vida en el ballet comienza por una casualidad, yo le digo casualidad porque aunque siempre mostraba tener cierta predisposición por bailar, cantar, lo que hace cualquier niña, fue por prescripción médica. Mi madre me lo pasó el ballet. Nací con una afección de hígado grande, era muy delgada. El doctor le recomendó a mi mamá que tenía que hacer ejercicio. El mejor ejercicio es la danza clásica.

Era verano y, como era verano, el conservatorio estaba cerrado, pero me llevó a un lugar donde había una maestra privada, una persona de la que no me voy a olvidar nunca porque me ayudó en mi vida en otro sentido. Yo era una niña aunque parezca raro, muy tímida, entonces entro a una escuela que nunca había llegado con un grupo de niñas que ya medio bailaban y yo no sabía absolutamente nada.

Me quedaba atrasada, toda cohibida, y un día esta maestra, con poco tino, prácticamente me dijo palabras que me hirieron como burlándose de mí. Yo era una niña, pero me sirvió de mucho porque en todo mi trabajo de enseñanza tuve mucho cuidado en eso. Nunca desestimé a nadie, nunca dejé a aquella niña tímida atrás, traté de que nadie se viera disminuido en mi clase, que todos fueran parejos.